Historias vividas con Miguel por el barrio de Las Alcaravaneras y el Hospital Negrin.

 


Empiezo hoy unas crónicas en recuerdo a Miguel, que pasó sus últimos años por el barrio de Las Alcaravaneras, en la indigencia. Se le podía ver aparcando coches, limpiándolos o pidiendo a la puerta de la iglesia de la Sagrada Familia.

Va esta Primera parte y por lo menos publicaré dos o tres mas, que espero que les guste y sean amenas. Es lo que le hubiera gustado a Miguel.

El me llamaba hippy y ya iré contando el por qué.

¡Y va la primera!

Cuatro días antes de que decidiera irse “pa´l patio de los cangrejos”, porque era marinero y así me lo decía, me quedé con Miguel la noche entera en el hospital.

Fuerte amanecida nos pegamos.

Cuando entré a la habitación y me vió sin chaqueta y con la mochila, se le transformó la cara, desprendía una felicidad que pedía a gritos un abrazo y unos besos.

Fui a preparar la mesita para la cena, y Miguel inquieto me empezó a pedir la botella, la botella ¿Donde tienes la botella?.

Tanta insistencia e inmediatamente y con voz de quien no ha roto un plato, cambió y me larga…cállate hippy, disimula y a cenar que ya vienen.

Donde manda patrón, no manda marinero. Pues a cenar.

Cuando recogieron lo de la cena, siguió con sus ordenes:  Hippy, saca la silla, y mójame la cara que nos vamos.

¿Que nos vamos??

Y ahí fuimos en la sexta planta del Negrín «er migué y er hippy», rumbo a los ascensores, y aquí viene lo bueno.

Al pasarlos hay una escalera de emergencias con una gran puerta pesada, de cortafuegos.

Abre la puerta, hippy.

Fuerte mundo tras aquellas puertas, en aquellas escaleras.

Allí estábamos, por lo menos 6.

Fumando, bebiendo, charlando, contando chistes y hasta cantando.

Los ceniceros eran botellas de plástico con agua, y cada uno respetaba la bebida y el tabaco del resto.

Tenían vasos de plásticos y nos echamos unas partidas a las cartas.

Al rato, la nueva orden: Hippy pa´la habitación, que vienen a tomar la temperatura.

Si no es chispa… aymimarre ¿y que le digo yo a la enfermera? se me iba la silla pa´qui, pa´lla y er jodío Migué…hippy pégate a la pared que me largas por la ventana.

Vino la enfermera, yo me metí en el baño, …que vergüenza, y oigo: “niña déjame unos botitos de esos pa´l hippy, que está flaco y esta escondío en el baño”, y se oyeron unas fuertes carcajadas al unísono de Miguel y la enfermera, que mientras se iba decía:… ya puede salir.