Y va la segunda parte con Miguel por Las Alcaravaneras, el Negrín y el “Loro”

Y va la segunda parte con Miguel por Las Alcaravaneras, el Negrín y el “Loro”.

Una úlcera en la pierna izquierda desencadenó el final, bueno en realidad la úlcera era consecuencia del resto de enfermedades.

En sus últimas semanas tuvo una novia. El tenía la certeza de que ella le acompañaría. Me encargó que la buscara, a mi me mosqueaba que no la encontrara ni por la playa, ni por Santa Catalina, ni en la Nueva Isleta.

Pero el seguía con su ilusión, así estuvimos unos días.

Miguel ¿que te traigo?, Hippy tráeme a la pivita.

Coño Miguel me cagoentoo, que no está, que no la encuentro, tu sabes que en cuanto dé con ella vendrá, no debe de saber nada.

Al final ya la había encontrado por la antigua fábrica de tabaco “La Flor Isleña”, frente a la casa del Coño, que estaba habitada por personas sin hogar y no quería saber nada de él. Cosa que nunca le dije y quizás se lo tendría que haber dicho.

Miguel, sin gilipolleses ¿Que te traigo? Ahora soy tu piva y deja de tocarme los cojones.

Hippy , pues tráeme una botella etiqueta negra, dos cajas de kruger…—-ehh..vale!!!! Ya lo hablamos, por lo pronto te traigo unas zapatillas.

Ahhh espera Hippy, traime un «loro». Un loro en el argot y para quien no lo conozca, es un transistor y es cierto que buena compañía hace cuando estás hospitalizado o solo. Aunque también me arrepentí, porque después me vaciaba el tarro y daba lecciones de la actualidad. Bueno, en realidad nos sirvió para tener mas motivos de conversación.

Una maravillosa compañera de CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) Alicia, en donde trabajaba por esa época, le compró las zapatillas.

Yo me fui a la calle la Naval y le compre un» loro» además con una linterna, para sus noches de insomnio.

Hablé con los médicos y me dijeron que a la «zorrúa» le trajera el whisky y el tabaco.

Llegué al hospital con mi mochila, acojonado, como haciendo una gran maldad y no estaba en la cama, y estaba desmontada.

Se me saltaron las lágrimas y mientras corría a preguntar en el mostrador, oí…hippy, hippy…!!!! ¿Que tienes?…

Ay me cagoentumadre…Migué ¿donde estabas?

Me hicieron una radiografía y bañaron, me van a pasar a otra habitación.

Ahí estaba él en la silla de ruedas, duchadito, con su pijama limpio, peladito, peinado y afeitadito, con sus zapatillas nuevas. Todo anaranjado del yodo que le ponían, pero feliz y mirando para la mochila.

Vamos hippy pa´que te comas lo que te he guardado.

Como ya conté, me guardaba alimentos proteicos que le daban a él, porque yo estaba muy flaco, jeje…tiene narices.

Cuando se enteró que se los devolvía a la enfermera, me obligaba a tomármelos en su presencia, jajajaj… que bicho era.

Bueno, en realidad cenábamos juntos y nos reíamos un rato.

Adiós Hippy, hasta mañana, mira ¿mañana podrías quedarte por la noche??………..