Goyo tenía que hacer unos remiendos en el choso…


Goyo tenía que hacer unos remiendos en el choso, que lo tenían agoníao y le llevaba por la calle de la amargura.

La fuerte ventolera junto a la lluvia caída con fundamento, hicieron mella en parte del techo y arrente el muro lasotea.

Se venía la fiesta de san judas y era un buen momento pa hacer una junta y meterle mano a los esconchaos antes de que llegara el invierno.

Se habló con Tito, Mateo, Andresito y Lucas.

Andresito era el mastro mampostero y los demás eran piones, aunque tenían sus categorías y Tito venía a ser el de más experiencia y la experiencia es un grado a la hora de no cargar.

Aunque eran de mal beber, por aquello de que después de que se les mojaba el pico no podían parar hasta caer como un envío, arrastre y chico fuera…eran aseaditos en el trabajo y lo debajan niquelao, si estaban serenos.

Pero Goyo era bueno en el envite y los sabía manejar bien para la faena. En los labios mantenía un mecánico amarillo y cuando paraba lo encendía. La caja fósforos la llevaba encima porque tras una jalada se volvía a apagar.

Como buen mandador “barajaba” guardándose los triunfos, picaba el ojo como avisando la perica, pa’cuando elevaban la voz, el caballo de basto por si había que asestar algún estampío y cambaba la boca como en el tres de basto, arrugando la nariz, por si había que mandar a alguien pa casa el carajo.

Apoyaron la escalera en el petril lasera y marchando balde de mezcla, pa’rriba y pa’bajo, que amasaba Andresito con la raspaera.

El caldero con carne de cabra a fuego lento y otro con papas nuevas. Pa cuando entrara el jilorio, ya estaría la comía jecha y la obra suculum.

Sacó las botellas de ron y trago va, trago viene, se mandaron los calderos enteros y pegaron con los cantos.

Javier Marrero

¿Cuantas papas son un par de papas?


¿Cuantas papas son un par de papas?

Écheme un par de papas es una unidad de medida relativa canaria.

Un desí: Si pides un par de papas, esperas que te ponga mas o menos las que tu piensas, si te echa menos, le dices que eche un par de ellas mas, que no necesariamente te añade el doble de lo que ya tenías, sino que hace una “media ponderada de los pensamientos”.

Y a veces se repite el proceso hasta atinar, incluso hay veces que se llega a aquello de “ya se pasó, quité un par de ellas y ya está”. Rianga!!!

Aligera que Ventura ya arrancó el fotingo.


Aligera que Ventura ya puso en marcha el Fotingo y parece que carbura. Como se le pare con la tardanza, se va a encochinar, va a ir funfurruñando y nos va a dar la noche.

Se espetó el traje de fiesta y le sacó brillo a los zapatos restregando petróleo con un trapo y salió mandado.

Iban para el baile de fin de año en la sociedad y el día tenía pegada la melosa y hacía tal viruje que se tuvo que echar la trapera porsimba.

Juanito el de la ventita, que también era mampostero, se encargaba del festejo y disponía el salón con un tinglado al fondo, en donde había una botella carta blanca, otra cartadioro, coñac, maribrizá, licor de café, ponche caballero , botellines, unos clippers, team, bayabayas, nik y varios calderos, con papas arrugadas, tollos en mojo hervido, carajacas y garbanzada.

Cada uno había puesto cien pesetas para el comistraje, menos Andrés que estaba más limpio que un escoplo.

Luego disponía sillas en el resto de las paredes del local y las ocupaban las mujeres en edad de mosiar, junto a sus madres, abuelas o tías, que eran las que aprobaban si podían aceptar la invitación al baile y sin mediar palabra, con un simple gesto.

Andrés, tuvo su nascencia en medianías, era un hombre alto y medio abamballado, como empezó temprano con los botellines, se estaba reventando y antes de entrar, allí estaba, escorado a la pared con la frente sobre el brazo, la chibichanga en mano y no acertaba a orinar sin enjalbegarse los calzones y los zapatos, por la mamadera que llevaba y que se había desabotonado mal.

Ventura, que había aparcado cerca, con los tambalazos que daba Andrés, y temiendo le meara el coche le largó: tú atrévete que te hago la cuca un nuo.

…preparaba una torta vilana pa’ la nochebuena…


Teresita de las Morenos, preparaba una torta vilana pa’ la Nochebuena, que quitaba el sentimiento.

Se lo enseñó Lalita, que se había casado con un gomero y a ella se lo enseñó su suegra.

Ya habían empezado las vacaciones escolares de Navidad, el día anterior se escuchaba los cantos de la lotería y en este primer día de dispués, mientras Cuco revisaba los grandes pliegos del Eco de Canarias, para ver si le había tocado algún “rintegro”, ella ya había sentado a la chiquillería en el traspatio con unas escudillas y les había mandao escachar las papas sancochadas, que habían sobrado del día anterior.

Cuando terminaran tenían que pelar las almendras y machucarlas en el mortero.

Mientras los tenía entretenidos no jodían la pavana, ni se volvían ñanguientos.

Le añadía la medía de harina, la de azúcar, un puñao de pasas, “rallaura” de limón, manteca, luego los huevos y los ponía de nuevo a hacer el amasijo.

Para ella se reservaba añadir el vasito de anís seco, porque era una bebía y no se podía dejar al alcance de los chinijos, como le llamaba la tía Pinito (que aunque era canariona, de joven se casó con un conejero que conoció en un pesquero en el Muelle de la Luz y se fue a vivir a Valterra en Arrecife), y es que de nené les mojaban la chupa en el anís, para que se tranquilizarán y claro les habían cogido el gusto.

Así ella, de paso, se podía echar unos tanganazos, que según decía, le venía bien pal reuma y pa la acidez, alguna vez se le oyó decir que era bueno para expectorar y pa la tos majadera. “Pue sé”, lo cierto es que después del trago, mientras metía la milana en el horno, hasta canturriaba aquello de: “Aaanuuuncia nuestro cantaaar(aquí se alargaba un rato…aaaaaaa…aaa) que ha nacío el redentó ooooh ooohhh…oh oh…ooohohhh, y lo acompañaba con jeito en la mano a modo de tocar el timple…y decía…rían,rían,rían….tirori ro rí…tirori rorí….tirirín…tirirón…

Javier Marrero

Solsticio de inviernos 2024

 

El Nublo seguía envuelto en las nubes que transportaba los alisios y ya el Bentayga despuntaba luminoso en su cima.

Cima que conozco bien de mis años de escalada.

Traigo a la memoria a Pedro Antonio Lema Vázquez Figueroa, que más de tres cordadas hicimos en sus vías, con descanso en el pino, donde la poza de agua.

La emoción de ver las imponentes paredes, el olor a almendrero húmedo, el preticor, los 7 grados, los recuerdos amorosos, hicieron que recibiéramos el nuevo solsticio de invierno, sobre las nueve y veinte horas del día de hoy 21 de diciembre de 2024, con los ojos y las mejillas llenas de lágrimas.

Encima, como si nos escuchara Magec y su aliada la lluvia, nos regalaron a mi compañera y a mi, la visión de un Arco Iris que en ese mágico lugar, donde lo terrero y lo aéreo se abraza, nos sintiéramos pequeñas e importantes ante tan grandes baluartes de nuestra tierra canaria.

Va por todas y todos ustedes, feliz solsticio de invierno en un brindis de Arco Iris en la Caldera de Tejeda que se funde en Artejevez en La Aldea de la Gran Canaria.

Javier Marrero.

…el potaje hay que comerlo al día siguiente…


Nina de Buenavista de Gàldar, decía que el potaje hay que comerlo al día siguiente de hecho, porque si después de guisado no se dejaba reposar no se apotajaba.

Un buen sitio en donde dejar el caldero tapado era bajo la talla en la pila del agua. De la pila colgaban verdes y jugosos culantrillos que daba el frescor necesario.

Ella decía que el potaje es según su tiempo, cada época tiene su potaje, cuando toca es de coles de orilla, de arvejas, de jaramagos, berros, chícharos, acelgas o de lo que haya en el cercado. Que con cilantro y papas también se hace un buen caldo.

Las papas hay que chascarlas, si no se quedan duras y al ñame hay que darle antes un lavado en agua tibia pa’ que no amargue.

Siempre lo hace en el caldero grande. Dice que a butano no queda mal, pero que en donde mejor se hace es a leña y si es con cáscaras de almendra, mejor.

Las cáscaras le dan un sabor especial, dice que por el jumeo.

Como siempre sobra, lo pone sobre el pollo, a la intemperie, para el día siguiente.

Junto con el plato de potaje pone la lata del gofio y de conduto un cacho queso flor, pan bizcochao y unos pejines.

Y cuando alguien aparecía cerca de la hora de comer siempre le decía: quédese pa’ almorzar que vamos a amasar gofio.

A los conocíos que solo venían a chuchar siempre les decía: “ay cristiano que me coge el pomo descompuesto y ni comía he podío preparar.”

Javier Marrero

La Corona de Guirnaldas, Navidad, Adviento.


El uso de la corona de guirnaldas, que luego la iglesia la convirtió en adviento o Navidad, proviene de la Antigua Roma y forma parte de las celebraciones de año nuevo. Era el regalo más común en estas festividades; se trataban de arreglos «siempre verdes» a los que llamaban Strenae, en homenaje a Strenia, diosa de la salud.

La forma de anillo para los romanos significaba la esperanza de que todo el año reinara salud en el hogar.

También se utilizaban para festejar buenas cosechas, sobre todo el festival Saturnalia, el más importante del año que se llevaba a cabo durante el solsticio de invierno, y donde se honraba a Saturno, dios de la siembra.

El Imperio Romano se extendió por toda Europa, dominando especialmente Alemania y Gran Bretaña, “menos una aldea poblada por irreductibles galos que resiste, todavía y como siempre, al invasor…jjjj”.

A Canarias llega de rebote por los dos lados, el pagano y el religioso.

Nuestras vecinas y vecinos también adornan sus puertas por estas fechas y en nuestra casa nos gusta innovar.

La de este año es de “LA MAR”. Una manualidad para esta época que evoca esa inmensidad. Felices Fiestas.

En el cementerio…


Era temprano, todavía oscuro y al ver la puerta del cementerio entreabierta, decidieron entrar a ver las tumbas de sus padres,otros familiares y algunas amistades.

No eran de ir en los días señalados, algunas veces tardaban años en visitarles pero se prestó la ocasión.

La entrada estaba iluminada con una tenue luz de una bombilla que colgaba de un triste portalámparas, que hacía extrañas sombras en la pared encalada. Tan débil que ni se distinguían las tétricas imágenes de ángeles, unos con trompetas y otros con las manos en alabanza.

Olía a maderas húmedas, a tierra de la que resbala y sobre todo a flores ajadas, que se mezclaba con el fresco olor de una corona recientemente ubicada, ante el nicho de un segundo piso.

El nicho todavía no tenía lápida y en el cemento que lo sellaba, no se leía bien las iniciales y la fecha, por falta de luz y porque las ramas de eucalipto, antulios, rosas y margaritas no lo dejaba.
Una J…, una M…a la edad de…, familiares y…, era lo más que se alcanzaba distinguir.

¿No has oído un pájaro ronco? Preguntó Juanito.

Yo no, pero concéntrate en dónde está la tumba de tu familia, porque a mí estar aquí me chirga.

En la penumbra tropiezan en un muro de los límites que marcan la zona de enterramiento en tierra y se agarraron, porque perdieron el equilibrio, el suelo patinaba y casi se dan un partigazo.

Yasss cooño casi nos matamos, dijo Melo. Y vamos todos jediondos pal trabajo.

Shiis… chistó Juanito y volvió a decir, calla. He vuelto a oír al pájaro.

¿Al pájaro? Calla…, calla…carajo…, dijo Melo: ahora si me parece escuchar algo,… y se oye pa’trás.

Mira, vamos a dirnos y ya vendremos.

No hombre, ya que estamos…

Y escucharon como un quejido con voz de ultratumba y del que se podía entender entrecortado…: chriiistii…ano…niano…aaanoooo…. yudeme pordió.

Melo dio un brinco y casi se monta en la chepa de Juanito…¿Lo oíste…lo oíste???? Pa mi que es una ánima. Vamos a dejarnos de toletiadas y salgamos a escape.

Pero este lugar es de silencio, ya sabes que aquí los cuerpos duermen hasta la resurrección…

Que resurrección ni leches, y si están dormidos uno tiene pesadillas y lo estoy escuchando.

Y se volvió a escuchar el quejío que tras carraspear y toser se le entendía mejor y algo de… enterrador… parecía que decía.

Juanito también se empezó a intranquilizar y gritó: ¿ Quién está ahí? manifiéstese o empezamos a trompá limpia.

Unos gritos desgarradores con palabras ininteligibles decían…aaahhhhhgggg…aydiomio…ufffggg…tujún…tujún….

“Que me ayuden pordió que soy Ciprianoooo…el enterradó…que se me rembaló la escalera y me di tal toletiaso que caí en ermasuleo”….

Pero ya era tarde para la ayuda, porque Melo y Juanito, aplicaron aquello del que va detrás va empujando y no había Cipriano terminado de hablar y ya estaban saliendo de la portada de la suidad.

Javier Marrero.

Sombra del Nublo

Sombra del Nublo se estrenó el día de Navidad de 1937 en el Teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria, interpretada por
Josefina De la Torre.

La compuso Néstor Álamo (letra y música) en 1936 con el seudónimo de Funkel.

Agustin Conch, músico catalán afincado en Gran Canaria, hizo con su violín que fuera emocionante.

“Sombra del Nublo
riscales los de Tejeda,
cadena de mis montañas
montañas las de mi tierra…

Montañas las de mi tierra.

Besos de mujer canaria
queso tierno y recental,
vino caliente de abajo
el gofio moreno oliendo.
¡Qué más puedo desear!

El agua por el barranco
y mi amor en el telar.
El agua por el barranco
y mi amor en el telar.

Sombra del Nublo
altar de mi tierra amada,
hay nieve y sol en la cumbre
cumbre de mi Gran Canaria…

Cumbre de mi Gran Canaria.

Roque Nublo, Roque Nublo
lírica piedra lunar,
si a tu sombra yo he nacido
quiero vivir a tu sombra
y a tu sombra quiero amar.

El alma eres de mi tierra
fuego y lava junto al mar.
El alma eres de mi tierra
fuego y lava junto al mar.”

Trucha de batata

En las fiestas navideñas de todas las islas Canarias está presente la trucha de batata, que parece estar hermanada con “trouxas” portuguesas, porque que de ellas se habla en 1871 en el Monasterio de S. Bento de Oporto, Portugal, que las hicieron para celebrar la elección de la nueva abadesa, pero en el “Libro de Gastos” del convento de Nuestra Señora de la Consolación en Santa Cruz de Tenerife ya en 1736, se nombra entre otros dulces.

Como sea, la trucha de batata que es la más emblemática, se empieza a realizar a su vuelta, por el campesinado que emigró a América, a finales de XVIII.

Lo que sí es seguro que las mejores son las de batata de Lanzarote, esas cultivadas en jable de infinidad de conchas marinas trituradas por la mar que al secar en la playa vuela transportadas por los alisios.

Ese hojaldre a modo de empanadilla rellena con una masa realizada de batata sancochada, misturada con almendras, matalauva, canela, ralladura de limón y licor de anís.

Como se sirven a los postres y para “hacer la gracia”, quien la cocina suele rellenar una de algodón y según en qué lugar de las islas a quien le toca debe invitar o cantar.

Nuestra amiga Lidia lo hace y cuando las trae a la mesa, con un par de abocados encima, esa mirada que vigila y el interés que pone en que te comas la que señala, la delata, no sabe disimular.

Por Navidad que no falten truchas de batatas en las mesas Canarias.

Javier Marrero