Marino de la Gran Canaria Coaling Company


Marcialito el hijo de Lala y Chano fue a visitar a Juana Jerez la chasnosa, que era partera y santiguadora, pa que le echara un santiguado y le quitara los genebuques de los enredos que arma el demontre.

Maleficios que según decía le había tocado porque el demonio no descansa y apenas se mojaba las bembas con un pisco ron, le salían los Tibicenas de las entrañas.

Era marino de la Grand Canaria Coaling Company y quería ir sanado, por lo largo de la travesía y que nunca se sabe lo que depara el destino por los mares.

Salían al atardecer desde el muelle grande, para atracar en el muelle Canarias
del puerto de Londres, en la tierra de los chonis y los guanijais y que ellos le dicen el Canary Wharf.

Pero hacían escala pa coger carbón para la caldera y algún bidón de aguadulce en la pinisula, en el puerto de Cái.

Llevaban un cargamento de azúcar, cochinilla, tomates, plátanos, almendras, batatas y malvasía.

Cuando llegaron a Cái y atracaron por estribó, Macialito no se creía que iba a poner las patas en tierra para que se le parara el meneo guineoso que traía por todo la natonomía, que hasta los ñoños iba cada uno pa un lado.

Según llegó se apalancó en la taberna pidió un ron y una baraja y casi lo estampan contra la puerta de metal y es que en Cádiz se juega a las cartas y la baraja es pa cerrar el establecimiento.

Le hacía falta unos botones y un carrete hilo canelo y el pimpi le dijo que él lo acercaba a un refino que estaba cerca y Marcialito desconfiao, pero no quedaba otra.

Cuando llegó allí se le quedó la boca como cuando se quería despegar la colilla del Virginio y con el rostro revirado como una panchona.

Se veía clarito que era una Mercería y le llaman Refino, como el refino o el finolis del patrón del puerto la Luz que quería ser inglés en español y decía aquello de : ¿Pero vosotros que sabréis? Y le contestaban: ¿Acuaslo dice?
Javier Marrero