Todo empezaba con la llegada de la “Casa”con una muñeca y algún complemento, normalmente por “Reyes”.
El primero solía ser la cama, las había con cabeceras de hierro, con adornos en dorado e incluso algunas de delicadas maderas.
Luego solía llegar la mesa camilla que se cubría con una o varias capas de tela, que normalmente estaba a juego con las cortinas, el tresillo, sillas y algunas butacas.
En la calle Cano esquina Constantino, de Las Palmas de Gran Canaria, durante varios años, allá por los ochenta, se podía conseguir complementos para la “Casita de Muñecas”.
Anteriormente, muchos de estos complementos venían de Inglaterra y se adquirían en el “Palacio de Los Juguetes” por Las Alcaravaneras, que estaba en el bajo de la vivienda de la familia Lacave.
En la calle de Triana en el bazar “New York” y por temporadas, mas bien cercana a Reyes en “Almacenes Cuadrado”.
O en Vegueta, que se podía adquirir en una tienda que se entraba por el chaflán, porque hacía esquina en la calle La Pelota, llamada así, dado que en ella se jugaba a La Pelota o La Bola, en aquellos tiempos de mis abuelos.
Juego que bien conocía el personaje de Pancho Guerra, Pepe Monagas.
El juego de la bola canaria consiste en lanzar una bola desde un punto establecido, con la intención de acercarse lo máximo posible a una bolita de color, intentando apartar la de los contrarios.
Luego en la zona de Las Canteras y La Isleta estaban “Los Indios”, sí los Indios, donde se adquirían principalmente relojes, cassettes y transistores, pero traían muchos complementos para las casitas. Aunque cada bazar tenía su nombre, eran mas bien conocidos por “Los Indios del puerto o de la calle La Naval”. Eran bazares Hindús.
Si no encontrabas lo que buscabas, se lo podías encargar y en unos meses lo tenías.
Siguiendo con nuestras casas, estas eran elegantes, algunas muy pomposas, pero también las había discretas con bella fachada, que en realidad eran puertas, que al abrirse se veía el interior con su división de espacios: salón, dormitorio, cocina, cuarto de baño, una dependencia de cada una o varias, dependiendo de su tamaño.
No todas las casas eran compradas en tiendas especializadas, muchas se le encargaba al carpintero y cuando no había posibilidades, se autoconstruían con chapas de madera y todo el “kit” de herramientas necesarias: sierra, papel de lija, berbiquí, cola blanca y algunas pequeñas tachas.
Ya luego y normalmente al correr de los años se complementaban con cuadros, lámparas, candelabros, vajillas, cuna, cochitos de bebé y todo lo imaginable, hasta chimeneas con su hoguera, porque las casas mas sofisticadas, también contaban con instalación eléctrica, que se alimentaban normalmente, con pilas berec de las grandes o de petaca.
Lo mejor de estas casas es que se heredaban y pasaban de generación en generación. Todavía hay muchas, que si no están en exposición, están en un armario a la espera de volver a ocupar un espacio, ya si no como juego, si como decoración.
PD: Esta foto es de las redes, en cuanto encuentre las mías la cambio.