Aprendimos a nadar en la Playa de Las Acaravaneras.

Aprendimos a nadar en la playa de las Alcaravaneras.

Para coger técnica casi todos empezamos en el Náutico, que era agradable porque la piscina era de agua salada y estaban creando equipos. Cuando despuntabas en el Náutico y realmente no se bien por qué, te pasaban al club Las Palmas.

La verdad que al principio era un fastidio, de estar al ladito de casa ahora había que patear un rato.

La piscina estaba integrada con el parque Doramas y era agradable, aunque nosotros solo veíamos agua y agua, y para mas inri era agua dulce, con tanto cloro que los ojos se quedaban como los de chernes ensangrentados.

Por otra no se qué selección, pasamos al C.N. Metropole, ya estábamos en equipo para competir entre clubs, nuestro club definitivo, el Metropole.

Día tras día ( el que fallaba no competía), Argimiro nos daba la tabla de gimnasia, te decía lo que tenías que corregir y te ponía tu nombre en la pizarra con las piscinas y modalidades que tenías que hacer.

Cámbate, hoy en día no me lo creo, 4 piernas,4 brazas, 2 espaldas, 2 mariposa y 10 croll. Eso los días normales que cuando se aproximaba campeonato, salías del agua que no podías ni andar.

Vamos, que saliendo de la peña de las dos hermanas, ibas al dique del generalísimo (fuerte nombre) volvías y te daba para margullar un rato.

Lo mejor era cuando te decía has cien respiraciones antes de ir a la ducha, oye funcionaba, parecía que te quedabas como nuevo.

Pero bueno, todo esto, es porque a mi lo que realmente me gustaba, era a la salida, camino de las Alcaravaneras y antes de llegar al Hotel Metropol, ir a la “Tienda del Orejudo”.Llevaba boina y con eso de los motes, nunca me enteré como se llamaba.

Allí nos comíamos el bocata de chorizo de Teror, que algunos días lo pedíamos del rosado, y detrás el pan de huevo que sabía a gloria.

Enfilábamos para la playa y a jugar al fútbol. Nuestros padres nos esperaban en los bares que habían a pie de playa, nosotros dábamos patadas a la pelota y ellos jugaban al dominó.

Regresábamos a Ingeniero Salinas dando berridos por los pasos subterráneos y a inventar porque no habías hecho los deberes, esos que se terminaban de camino al cole, en la fila y en los tres avemarías, padre nuestro y gloria que había que rezar antes de cada clase.

javier marrero 2015

Foto: Playa de Las Alcaravaneras 1982. de Fotos de Ayer y Hoy.