Los Lee, esos vaqueros.

Los Lee, esos vaqueros.

Después de ajuntar unos duros, de medio duro en medio duro y peseta a peseta, te ibas pateando hasta el mercardo del puerto a Casa Ruperto y te comprabas los ansiados pantalones vaqueros, los Lee, luego vinieron los Levis.

Con tus nuevos calzones, salías escopetiao pa’ La Puntilla, entre las barcas te cambiabas y te los ponías para ir corriendo a darte un baño con ellos en la marea.

Decían que con el agua salada, tomaban forma y se aseguraba el color tan característico del teñido de índigo. Imagino que la tela tendrían ese recuerdo de sus inicios, de cuando era velamen de los navíos que fueron a américa, tela de lona, que transformaron en vestimenta, camisas, trajes y pantalones.

Después vino un tiempo que tras el “bautizo” en el mar, lo metías en una palangana con lejía y agua, pa’ que se destiñeran y tuvieran un toque especial y no pareciera que estabas de estreno.

Había quien le daba grasa a la etiqueta de Lee, que era de cuero y servía de anilla para pasar el cinturón. Así brillaba y relucía, otros directamente la arrancaban para no identificarse con la marca.

Por cierto, muchos de los cinturones eran personalizados, incrustándole monedas de medias pesetas, medios duros y remaches redondos, en forma de estrella o pinchos.

Al tiempo y según se iban desgastando, se le ponían parches por donde iban cediendo para que no se siguieran deshilachando. Los parches eran retales y en el mejor de los casos de skay.

Ya luego, se personalizaban tanto, que el mismo pantalón y dependiendo de quien fuera, tenía vuelto cosido,virado o directamente se le quitaba. Con cuerda de pita se les hacía atados y se introducían en lejía dejando círculos, elipses y estrellados. Con bolis bic o rotuladores se ponían dibujos, fechas, iniciales, letras de canciones o frases.

Y te duraban tanto que eran los bolsillos los primeros que se agujeraban y así y todo, con remiendos tiraban, porque por esa cosa de ser de las personas, le cogías un cariño que reemplazarlos costaba.

Javier Marrero. El Altillo a 9 de febrero de 2021.

Foto: Las Palmas Ayer y Hoy.