La Culeta llenaba el barrio con el aroma del café de Valle


La Culeta llenaba el barrio con el aroma de café del Valle que competía con el olorcito a millo que tostaba Pimpa.

A Pimpa se le hacía tarde y le pasó el jurgón a Perico para que terminara la tafeña y llevara los sacos al molino. Le tocaba el turno de molienda pero ella tenía que arrejundir para ir a la venta de frasquita a buscar unos zagalejos, un par de sostenes (que siempre eran dos o tres, o cuatro) y una faja.

Quería un zagalejo blanco y otro celeste, pa’ combinar. Uno más pa diario y el otro pa un convite o por si se ofrecía otra noche como la que pasaron en guaneguin.

Mojamé que vivía pa Agüimes le había traído a Perico un pisco grifa. Se conocían de unos trabajillos en los muelles.

Perico arreglaba mobiliario y Mojamé era cambullón de tierra, porque: “ como Mojamé se marea…Mojamé no sube baco….Mojamé chinche por chinche en tera.”

“dae alqalil”….Tu cuidado con grifa, grifa fuerte, cultivada en tierra de tunera.

Perico se lió uno, como si se estuviera haciendo un cigarrillo de picadura TAMADABA, que se le salía por fuera el papelillo. Jaló, jaló, jaló y aquello era todo igual…y el millo ya tiznao.

Este jarabandino es un enclenque, esto es más flojo que la barbamillo. El millo más tiznao y Perico empezó a sentir como un cosquilleo interior, unas ganas de comer y una tontería que no paraba de reír. Y claro le dio por cantar. Y el millo más quemado.

Cuando ya entonaba los angelitos negros de Machin…:

“…Píntame angelitos negros
Que también se van al cielo…”

Se oyó er fechillo la puerta la calle, un chanclear embalao por el zaguán y cuando Pimpa ve a Perico, negro del millo quemao, la jumasera en el cuarto y la mariguanada que llevaba…atrincó el jurgón y le dio tal toletiaso al grito de : …al cielo, al cielo…pues ahí te va el ticket la guagua…y Rianga. Escribe cuando llegues”

Ya coño, que dejamos a Pimpa comprando prendas pa tapar las partes que son delicás, asegún dicen los Guanijais y se tuvo que venir que le avisaron del jumerío que había en su chozo…pues será pa’la próxima.

Javier Marrero