¡Dabuten Pimpa…ños que bueno… ! le decía Perico, cuando le anunciaba que iban a navegar en la chalana de Juanillo el pescador pa’ un pesquero que el tiene asechao tras el bufadero.
Me cambo las patas y tiro p’al perchel por algún trasmallo. Y de paso preparo plomada y tansa del treinta, pa’ si cae una albacora o un abade.
Perico no seas papafrita, ya sabes que la última vez cogiste un par de fulas y cuatro o cinco caballas. ¿A qué vas a dir pa’llí?
Oh mujer por si jai más suerte, que además está buena la marea.
Tu lo que vas a dir es a buscar otra botella cartadioro.
Señora no sea fartona, que si yo tengo que dir a buscar ron, se lo digo y punto. Además me queda una pa’llídentro.
Y cogió por el médano y al llegar a lo alto, tuvo tan mala fortuna que trompicó y se dió el mismo con uno de los ñames contra la canilla. Un autotraspié y toque, que en vez de pa’trás…fue pa’lantre y cayó de voltereta y a ratos se le veía una mano, se le salieron las alpargatas, voló el cachorro y el josico se le iba quedando como el de los chinijos que caen de boca en la playa y se les mezcla la arena con las velas y aquello parece concreto.
Chano lo vio rodando…y le empezó a dirigí…sigue rectito, arrente, tira pa babor, pa ese babor noooo, pa’l mío… que te vas a enterrar en la tunera . Cuando aparó sé quedó más abierto que una jarea, y con un suspiro se le oyó decir: chacho,chacho, chaaacho, casi me esnunco.
Perico se alevantó y mirando pa lo alto el medano, se echó los dátiles al coco y exclamó: ¡mal rayo me junda, mal rayo me parta!
Fuerte tolete, el mesmo de la rabieta se despreciaba.
Pegó a buscar las alpargatas, el cachorro y el moni que llevaba suelto y no atinaba.
Déjate estar Perico, que entre más mueves el jable más se entierran. Pero es que yo me tengo que dir ya, que Pimpa me espera pa dar una vuelta en la chalana a pescar. Y ya me la veo enfurruñada sobre el leito de proa y el embate va a vení di’ella y vamos trabucá.
Y ahí anduvo el hombre trajinando y otro día nos contará de ese pesquero tras el bufadero, porque “Burro cargado, coge camino”.
Javier Marrero