A Pimpa le gusta la morena churruscadita.

A Pimpa le gusta la morena churruscadita.

Tenía un tambor que le venía en herencia desde su bisabuela y lo seguía metiendo en la marea baja, por el pesquero, entre los charcos.

También moreniaba utilizando una caña hueca, a la que le había pasado una verguilla que terminaba en un lazo. Usaba buena carnada de pulpo y entonaba el cántico para engoarla y atraerla.

Daba unos silbios ritmiaos en el canto, que desde lejos ya la gente sabía que la Pimpa estaba moreniando.

A Perico le gustaba el trulenque y ahora que tenía nuevos conocíos, si cabía más en toavía, más le gustaba la rumantela.

Era martes de carnaval y con un traje de soltera de la madre, unos chusos de tacón y una peluca, se botó a la calle pa dir a la sociedad.

Por simba llevaba un saco papa abierto a modo de capucha y sorteaba las calles concurridas no fuera que el municipal o la policía armada, le parara y le aplicara la ley de vagos y maleantes.

Cuando Pimpa regresaba, cogió por el callejón de las chapas y vio delante de ella, una señora que andaba ligerita pero mal amañá con los tacones.

Esos andares y ese culo chico pa mi que son de Perico y empezó: Chacha,shhhh,oye chacha, la de los tacones????

Y Perico más se embalaba patinando por los adoquines, apunto de torcerse los tobillos o partirse las canillas.

¿Perico eres tú?

Y Perico simulando la voz y poniéndola fina le contesta: Yo? Por cuanto, usted se confunde señorita…

Perico, Perico, que pa mi, que eres tú, mira que como estés de mascarita y a mí no me haigas dicho nada va a haber mojo con morena.

Señorita que le ha dicho que yo no soy y tengo prisa, así que hágame el favor… y ya veo que lleva la morena, échele mojo y que sea lo que el carnaval quiera.

Javier Marrero