El 18 de noviembre de 2010 a los 61 años murió Salva en el Hospital Negrín.

Screenshot

El 18 de noviembre de 2010 a los 61 años murió Salva en el Hospital Negrín.

No tengo claro por qué lo recuerdo hoy, seguro que hay una respuesta, probablemente por la memoria humana o aquella entrevista que se quedó a medias y también fue por estas fechas.

Pero ahí va, al compañero, al que batió la pluma contra la injusticia, a nuestro querido Salva, Salvador Sagaseta.

“Ponme un wiski y otro pa´Marrero. Y surgían viñetas sagaces , palabras que solo con leerlas pudieran significar mucho, dibujos de simples gestos que dijeran todo. La cita era diaria.

¿Como está Kelita y Don Joaquín? Bien…¿ Y Manolo? Genial, algo trabado con los estudios, pero bien.

Nunca podré agradecer a la vida el conocer a esta maravillosa familia, Doña Kela Paradas y Don Joaquin Sagaseta de Ilurdoz, pero hoy me llama a las letras encadenadas, mi compañero y amigo Salvador.

Otro loco, que me decía…»Marrero, tu y yo somos unos rojos de mierda, para llegar a algo tendremos que trabajar duro». Nos pisaran, nos calumniaran, pero tenemos que estar firmes y puros. Blandir nuestras letras para la defensa de la libertad.

Salvador estuvo exiliado en Italia y en Suecia, perseguido y torturado por el asesino Franco y su régimen.

Republicano de pro y frustrado por los avatares de la vida, que en el alcohol intentó disfrazar la impotencia a la injusticia.

Su magia para unir palabras, convertidas en frases, su habilidad para que sílabas se conviertan en artículos, en protesta, en ansias de justicia, en amor, hicieron de el su grandeza y su desgracia.

No le gustaba mucho hablar de su exilio, solo me comentaba las cartas que le enviaba a su madre.

El humo del tabaco, hacía dibujos que transformaba en viñetas. ¿ Lo ves marrero, lo ves? Cuando el humo sube cejas pa´rriba y cuando el humo baja, cejas pa´bajo. Expresar, transmitir sentimientos.

En los bares de Las Alcaravaneras se peleaban porque Sagaz estuviera, para oírle, empaparse con su sapiencia, su decisión, sus chistes irónicos. Y tengo que reconocer que mas de alguna vez se arrepentían, a eso de empezar a amanecer. Como dijo el otro, fue genio y figura hasta la sepultura.

En Los Pinos tomábamos café para ir por la avenida y al golpito hacia La Provi.

Adoraba a su tío Don Fernando Sagaseta, el que nos dijo que la OTAN, si no la parábamos la tendríamos encima y mira tu por donde, ha sido realidad.

Salvador siempre vivió de pie, consecuente y murió luchando. Enjuto, flaco, con mirada cariñosa, medio quijote.

Cariñoso y cabreón, luchador, genio de las letras, mago de las viñetas, amigo, compañero, Salvador Sagaseta.