Valleseco “1746 Aqua Labor et Terra 1842”
Dulcinea del Toboso, en un despiste de Miguel de Cervantes, salió del Quijote de La Mancha y acudió bajo el Barbusano, en La Laguna de Valleseco. Así comenzaba una lucha para la defensa de la Laurisilva, contra los especuladores que enviaban a sus leñadores a talar los árboles y a desecar el embalse. Un recorrido bajo la sombra de tiles, laureles, palo blanco, fayas y brezos, pisando hojarascas sobre un terreno bermejo, nos mostraba a través de diferentes personajes la historia de Valleseco. Doramas, nos habló de las maravillas de La Selva de La Laurisilva, de como se movían en ella y de como le suministraban todo los necesario para vivir, alimentos, medicinas, agua, vestimenta, vivienda.
La razón del nombre de Valleseco viene dada por encontrarse el núcleo ubicado entre dos valles, en otra época ricos en agua, como son Madrelagua y Valsendero. Valleseco era un terreno volcánico y por lo tanto con menores recursos hidráulicos que los otros dos.
Un medianero, nos contó la necesidad de esa abundante agua para las plantaciones de caña de azúcar en la costa, así como la de madera para el refinado en los ingenios azucareros, allá por el siglo XVI. Con este motivo,comienzan a repartirse entre los terratenientes foráneos, las tierras de Teror y resto de medianías . Creándose canales para el traslado del agua y caminos para el acarreo de maderas y carbones.
Valleseco por entonces, era un pago de Teror y es en 1842 , aprovechando la Constitución de Cádiz de 1812, que dio la posibilidad a aquellos núcleos de población que contasen con al menos mil habitantes de constituirse como municipios independientes ,cuando se convierte en el municipio más joven de Gran Canaria.
Estos medianeros, que no eran propietarios de las tierras, servían a los terratenientes y las explotaban. Primero talando y luego con plantaciones de papas, millos, verduras y frutales.
La típica manzana reineta de Canadá, conocida comúnmente como manzana francesa, cuyos primeros cultivos datan de mitad del siglo XIX, se hizo importante, figurando en el escudo del municipio. Últimamente es muy utilizada en la elaboración de sidra, vinagre y repostería.
Al graznido de los patos y ocas, al piar de herrerillos, pinzones y mirlos, se le unía la escuela de música de Valleseco con emocionantes interpretaciones, entre cuerdas y vientos.
Bajo los acebiños, nos inundábamos de olores verdes y frescos. Un timple y una guitarra, tocados con gran maestría, nos fundían en armonía en tal maravilloso lugar.
Cuando los rayos del sol caían, dando brillos y colores de atardecer a la Laguna. Las aves volvían a sus nidos y las musarañas se preparaban para otra velada, los cerca de 200 participantes nos recostábamos con la melodía de violines y violas,que frotaban sus cuerdas, hábiles manos. Tañían los metales por el casco y nos decía que se acababa el día. Se respiraba felicidad y tranquilidad, brindamos con Sidra del Valle y nos emplazamos para el próximo Canto a La Laurisilva.
“1746 Aqua Labor et Terra 1842”.