En Lairaga
Una mirada que surfea sobre el azul,
viendo la punta de Anaga.
Se alza al cielo abrazada a los Alisios.
Gaviotas, levanta piedras, garzas y pardelas.
Pulpos, sargos, burgaos y lapas.
Las vecinas y vecinos
conversan en La Caleta,
en la “ele”
entre la piscina y boquines
junto a la rampa.
Huele a mar, a hogar, a vida
en La Costa Lairaga
Playa en donde Tomás Morales se bañaba
y escribía Las Rosas de Hércules
en esta costa del Norte de Gran Canaria.