Pimpa cogió la talega de saco de “asuca” cubana y con la prima tenía a Perico a pulso para dir a por támaras.
Fueron pa’ las arenas y palma que trincaban le ponía a Perico las sogas a la cintura y en las patas y venga pa’rriba a cortar los pirganos.
Echa pa la izquierda que están menos revejidas, le decía mientras le cantaba:
“Perico sube a la palma….Catay, catay, y dile a tu Pimpita chumay, chumay…”
Era pa’ embullarlo, pero Perico se enroñaba más.
Estaba el viento revirao, las pencas le mandaban en el josico, el jarropón desvarao y largaba expresiones prohibidas pa chinijos y gente fisna, que lo más escuchable era: “me cago en la mar y en el coño de todos los infiesnos…”
Periiiicoooo, esa boquita que te restriego la bembas con pimienta.
Pimpa déjame el alma quieta que me tienes contento.
Una avispa empezó a dar la caterva, Perico fue a julearla, rembaló y cayó como un saco de papas por el espite. Se le trabó uno de los ñoños y quedó virao con los ñames pal palmito y la peluca pal piso.
Demontres, me cago en la mar, fuerte leñazo me voy a pegar.
Ay mi niño, que te me matas y me desalo toa.
¡Suelta la talega, que yo la atrinco!
Y sepárate que se te va a quedar la chibichanga en carne viva.
Cuando abaje, solo falta que me jinques la tajarra y me mandes laera abajo.
Tu ten cuidado que eso a flor de piel, con la marea sana, pero escuece.
Javier Marrero