Después del baile, por la calle pa’bajo…


Después del baile, por la calle pa’bajo iban Pimpa y Perico. Pimpa pa’ cruzar la carretera lo atrincó bien no fueran a tener un disgusto con las tartanas, fotingos y guaguas, que tremenda mamadera llevaba Perico que no sabía bien dónde se jayaba.

“Como un rayito de Luuuuunaaaa entre la selva perdiiiidaaa…” balbuceaba Perico, mientras Pimpa le decía: ¿Rayito de Luna?…tente Perico, que no nos tenemos y vamos a terminar dándonos un toletiazo.

Pimpa lo cogió por las posaderas…más desperdiciadito culo que no hay donde trincá y con ese pelo cuca que tienes en el coco, parece que por las bembas esparto me restriegues.

Cuando llegaron a la playa, Pimpa soltó a Perico para quitarse los zapatos, porque en la arena descalza es como mejor se anda.

Llegaron a las barquillas por simba el muellito y Perico la alevanta cogiéndola por las patas y el totiso, para meterla en la barca, mientras le disia: geitosa figurilla la de mi Pimpa…cosa más linda. Y le mandó en el tolete con la rodilla, perdió el equilibrio y la estampó contra el fondo la falucha.

Pimpa escaranchada se cagó en el coño de los infiesnos…e intentó recuperarse…

¡Perico alongate y dame la mano!

Yass coño que me meo y de remplón salió a escape pa la orilla a cambiarle el agua a los chochos.

¡Periiicoooo!!!

Pimpa se compuso como puo y escuchó unas carcajadas y tras ellas unos ronquíos como si el volcán despertara.

Como Perico no resollaba se abajó la barca y allí lo vió.

Al ir a desabotonarse los calzones y del vacilón que traía, se fue diendo pa trás por mor de la gravedad y quedó tumbao, amarillo como un bufo, todo chuchurrío y cual chorro de la Plaza de las Ranas, con la mano en la chibichanga largando una mea. Cuando se alivió se quedó dormido.

Chiquito cabreo sordo se trincó Pimpa. Cogió el cachorro, le tapó el surtidó y lo dejó entre las barquillas y nasas, al arrumaco de las olas que diban y venían.

No escarmiento con este verija sin tino… y tiró pa’l choso.

Javier Marrero